El último
alcalde republicano de Getafe, Francisco Lastra Valdemar
Un ejemplo de
otros tiempos
José María Real
Pingarrón
José Luis Sánchez del Pozo
Asociación de Memoria
Histórica de Getafe
Francisco
Lastra Valdemar es un perfecto desconocido para la mayoría de los getafenses de
hoy. Sin embargo no solo fue el último Alcalde Republicano de Getafe sino una
persona que dio su vida por sus ideas de solidaridad y justicia social. Ideas por las que fue fusilado en 1940.
Francisco
Lastra nació en Pinto en 1906. En 1914 llegó a Getafe acompañado de sus padres,
Gregorio Lastra Aguado y Dionisia Valdemar Fuerte. Se instalaron en la calle Sierra nº 9 y permanecieron allí, al menos, hasta 1930. En el Padrón de
1935 la familia aparece como domiciliada en la calle Hormigo nº 4. Tenía un hermano
llamado Gregorio Lastra Valdemar. Era una familia de trabajadores del campo,
calificados como “obreros agrícolas” en algún padrón y como “jornaleros” en
otros. En diciembre de 1935 todavía aparecía en el Padrón como soltero posteriormente
se casa con María Luisa Roldán de Dios
La
familia se instaló en una población que estaba inmersa en un profundo proceso
de cambio, crecimiento y conflicto y Francisco se convertiría en un exponente
de esas tensiones que estaban transformando Getafe. En el primer tercio del
siglo XX el pueblo había doblado su población y empezaba a ver el desarrollo de
una incipiente industria, y de un también incipiente sector servicios, para
atender las necesidades de los establecimientos militares que se habían
instalado en aquella época.
Desde el siglo XIX Getafe contaba con dos estaciones de tren y desde finales de ese siglo con alumbrado eléctrico en la calle. Los cuarteles estaban cambiando muy deprisa el pueblo. En 1904 se instaló el Regimiento de Artillería, hoy Universidad Carlos III. En 1911, el primer avión llegó a Getafe y tras él, la Base Aérea y poco después, en 1924 se fundaría Construcciones Aeronáuticas S.A. CASA. La existencia de la pista militar convirtió a Getafe en Aeropuerto Civil de Madrid y desde esta localidad, las compañías aéreas de la época realizaban vuelos a Sevilla y Lisboa o servicios postales. Alrededor de la empresa CASA surgieron pronto empresas que realizaban trabajos para ésta, como Sánchez Quiñones, SANQUI. Pero la industria no se limitó a la aviación: Ericsson se instaló en 1925.
Desde el siglo XIX Getafe contaba con dos estaciones de tren y desde finales de ese siglo con alumbrado eléctrico en la calle. Los cuarteles estaban cambiando muy deprisa el pueblo. En 1904 se instaló el Regimiento de Artillería, hoy Universidad Carlos III. En 1911, el primer avión llegó a Getafe y tras él, la Base Aérea y poco después, en 1924 se fundaría Construcciones Aeronáuticas S.A. CASA. La existencia de la pista militar convirtió a Getafe en Aeropuerto Civil de Madrid y desde esta localidad, las compañías aéreas de la época realizaban vuelos a Sevilla y Lisboa o servicios postales. Alrededor de la empresa CASA surgieron pronto empresas que realizaban trabajos para ésta, como Sánchez Quiñones, SANQUI. Pero la industria no se limitó a la aviación: Ericsson se instaló en 1925.
Getafe se mostraba
como un lugar en cambio y fruto de esos cambios también se acentuaron los conflictos sociales. En 1916 se formó el
primer sindicato de trabajadores del que tenemos noticias El Despertar del Obrero que, en ese año y el siguiente, convocaría
huelgas en la localidad. En los años de la II República, la enorme politización
de la sociedad española tuvo sus consecuencias en Getafe. Las Sociedades
Obreras aumentaron, algunas seguían estando formadas por campesinos pero ya
tenemos noticias de otras de tipo industrial como el Sindicato de Obreros Metalúrgicos. Las diversas asociaciones crearon
su propia Casa del Pueblo con sede en la Calle Felipe
Esteve nº 6 y en el año 1936 ya existían organizaciones consolidadas del Partido
Comunista, PCE, y del PSOE.
El
niño Francisco que llegó al pueblo en 1914, con 8 años de edad, hijo de un
jornalero, se vería influenciado por todos estos cambios. Francisco Lastra era
un trabajador agrícola que tenía 25 años
cuando se proclamó la II República y se convertiría inmediatamente en uno de
los principales activistas y organizadores obreros en la localidad.
Las elecciones
de Febrero de 1936 llevaron al poder al Gobierno del Frente Popular, que decidió intervenir en los Ayuntamientos.
Estas instituciones, en la mayor parte de los pueblos de España, seguían en
poder de las oligarquías tradicionales por lo que el Gobierno decidió sustituir
temporalmente a los Ayuntamientos por Comisiones Gestoras hasta que pudiera
haber unas nuevas Elecciones Municipales que nunca se celebrarían por el comienzo de la Guerra Civil en Julio.
En Getafe, la vieja corporación municipal nombrada el 15 de abril de 1931,
trasmitió el mando a la nueva corporación, en sesión celebrada el 15 de marzo.
Esta nueva corporación, que refleja el importante cambio sociopolítico que se estaba produciendo en la localidad, estaba compuesta por Javier Tamariz como Alcalde, Daniel Ovalle González, (PCE) y Francisco Lastra Valdemar (Juventudes Socialistas y Sindicato de Agricultores), como Tenientes de Alcalde. Los vocales -concejales eran: Gregorio Estévez Fernández, Oscar Jerez Benavente, Rogelio Martin González (los tres pertenecientes al Sindicato Metalúrgico), Francisco Hernández Moreno, (Sindicato de Albañiles), Luis Tordesillas Parrondo ( Juventudes Socialistas) y Feliz Robledo.
El 1 de junio de 1936 Francisco Lastra fue elegido Alcalde Presidente, ante la dimisión de Tamariz, tras un corto periodo en que Daniel Ovalle fue Alcalde accidental. La obra de esta corporación estuvo llena de proyectos importantes, aunque la Guerra Civil, comenzada poco más de tres meses después de su elección, lo truncó todo. Entre los proyectos en los que participó Francisco Lastra como Teniente de Alcalde o Alcalde podemos destacar: la participación en un proyecto de mancomunación de servicios con Leganés, Villaverde y los Carabancheles; la obtención de un préstamo de 600.000 pts para desarrollar un proyecto de la corporación anterior de conducción , distribución de aguas y alcantarillado (recordemos que en Getafe no se pudo contratar agua corriente en las casas hasta 1962), la desviación de la carretera de Toledo y el proyecto de supresión de pasos a nivel, así como diversas peticiones al Ministerio de Instrucción Pública de creación de nuevas escuelas….
Pero
la guerra lo cambió todo. Francisco Lastra, como Alcalde, jugó un papel importante en el fracaso de la
sublevación fascista en la localidad. Sabemos que en los difíciles días que fueron del 18 al 20 de julio, el Alcalde se puso en
contacto con las autoridades republicanas: los mandos de la base Aérea -de los
que se sabía su fidelidad a la República-, el Ministerio de la Guerra, y el
diputado socialista, de origen getafeño, Enrique de Francisco. Fruto de estos
contactos, en la noche del 19 de julio se hizo cargo como Alcalde de 100
fusiles recibidos del Ministerio de la Guerra y con este armamento más el
decisivo apoyo de la Base Área, se inició la toma del Cuartel de Artillería por
grupos de milicianos (paisanos armados)
En el Archivo
Municipal se conserva un interesantísimo
documento realizado por el mismo Alcalde bajo el título de “Antecedentes relativos al desarrollo del
movimiento subversivo del Cuartel de Artillería de Getafe” donde nos informa de todo lo ocurrido.
En el nuevo
Getafe, producto de aquellos días, Francisco Lastra intentó jugar un papel
moderador. Empezó teniendo que imponerse a los milicianos para que dejaran que jefes y oficiales sublevados fueran conducidos a Madrid, para ser juzgados.
Firmó salvoconductos que salvaron la vida de muchos religiosos/as. Dictó un
bando exigiendo la devolución de las armas. Así, a partir de agosto, el
Ayuntamiento recobró cierta normalidad y en el libro de actas de sus reuniones
se pueden ver como siguen figurando decisiones importantes, producto de la
nueva situación de guerra. Por ejemplo, el 13 de agosto se acordó la
incautación del Cerro de los Ángeles, el Convento y su Iglesia (el Monumento ya
había sido dinamitado). Además, se continuó
con el proyecto de desviación de la carretera de
Madrid a Toledo y se acordó la
incautación de los Escolapios. El 13 de septiembre se decidió la ampliación del
Cementerio de la Concepción y la cesión de los edificios del Cerro para
sanatorios militares.
Por otro lado,
también se dedicó personalmente a organizar la llegada y alojamiento de los
refugiados que llegaban a la localidad huyendo del avance de las tropas
sublevadas. En el archivo Municipal se recoge el paso de 1488 individuos que se
refugiaron en el pueblo, huyendo de la guerra.
El 27 de
septiembre de 1936 las tropas sublevadas tomaron Toledo y continuaron su avance sobre Madrid, por lo que el riesgo
para Getafe empezó a ser más que evidente. Por ello desde octubre organizó la
evacuación del pueblo a Madrid. De esta manera, a primeros de noviembre el
pueblo fue prácticamente abandonado por la población civil. Solo quedaron 636
vecinos de una población que superaba ampliamente las 8000 personas. Se combatía
duramente y el 4 de noviembre de 1936 la
localidad pasó a manos franquistas. De
este modo, la corporación, con Francisco Lastra al frente, se reunió el 4 de
diciembre por última vez. Lo hizo en Madrid, en la calle Alcalá 185, donde se
levantó acta en la que se acordó suspender el funcionamiento hasta que la
corporación pudiera volver a Getafe. Escrupuloso hasta el final con el
cumplimiento de las formas, se acordó
también que la documentación que se había
sacado de Getafe, quedara a recaudo del
Archivo del Ayuntamiento de Madrid.
Además, en la misma acta se informó de los fondos con los que contaba la
entidad, producto unos del Presupuesto Ordinario y otros de la
subvención popular promovida para pagar los gastos del desplazamiento de la
población a Madrid. Ambas cantidades aparecían en cuentas separadas en el Banco
Español de Crédito Central de Madrid y quedaron paralizadas en cuanto a salida
de fondos
Terminada su
etapa como Alcalde, Francisco Lastra se incorporó como soldado de un Regimiento
de Artillería de Madrid, pasando toda la guerra en la capital. El 3 de Abril de
1.939, dos días después de la finalización oficial de la Guerra Civil, fue detenido y conducido a la cárcel de Getafe,
desde donde fue trasladado a la de
Porlier. Dentro de la Causa General
franquista, se le abrieron dos causas
diferentes, una el 12 de Junio de 1.939 (Legajo 1.511) y otra el 23 de Junio de
1.939 (Legajo 1.509).
Fue condenado a muerte por su condición de alcalde
republicano y miembro destacado de la izquierda en nuestra localidad. No tenía vinculaciones directas con delitos de sangre,
ni siquiera denuncias. Si analizamos las denuncias que hizo la gente del pueblo -dentro de lo que se llamó
Causa General-, veremos que entre el 3 y
el 29 de junio de 1939 los “vencedores” realizaron 25 denuncias a iniciativa de las
nuevas autoridades. De estas 25 denuncias 23 lo fueron por desapariciones
o asesinatos sufridos por “gentes de derechas” durante la época en que Lastra
fue Alcalde. Sin embargo, no se denunció
su participación en ninguno de estos casos, aunque si se hizo en una de las
otras dos denuncias que faltan para llegar a los 25. En ésta se le acusa
directamente del supuesto robo de 50 fanegas de algarrobas, lo que en tiempo de
guerra, más parece una incautación que otra cosa, resultando así lógico el
hecho de que apareciera su nombre, al ser el Alcalde. Así pues, en el pueblo nadie le denunció por un
delito de sangre -y hubiera sido muy fácil haberlo hecho- pero daba igual. Él estaba ya marcado y condenado por su historial.
Francisco
Lastra permaneció en la cárcel hasta el día 9 de Noviembre de 1.940. Ese día, a
las 6,25 horas de la mañana, fue conducido a las tapias del Cementerio del Este
(hoy de La Almudena) y fusilado junto con el Ministro de Gobernación de la
República, el socialista Julián Zugazagoitia y el periodista y redactor de El
Socialista, D. Juan Cruz Salido y con ellos 11 personas más. Seria enterrado en
las fosas de este cementerio.
Esta es la
vida de Francisco Lastra. Un hombre resultado del tiempo que le tocó vivir y
una historia que necesitamos recuperar como muestra, porque aprender del pasado
puede ayudar a reforzar valores, los valores de solidaridad y justicia social,
de democracia en suma, que siempre defendió Francisco Lastra.
Desde hace
años, nuestra Asociación lleva pidiendo
al Ayuntamiento que su persona de nombre a una calle, plaza o lugar de Getafe. Esperemos
que el proyecto de Plaza que en estos momentos
maneja el Ayuntamiento de Getafe, a iniciativa nuestra, sea pronto una
realidad y se vea acompañada de otras acciones para recordar su memoria.
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